Las transformaciones viales en Santo Domingo continúan tomando forma, y dos puntos neurálgicos que concentran gran atención son la intersección de la prolongación 27 de Febrero con la avenida Isabel Aguiar, y la emblemática Plaza de la Bandera, donde se construyen importantes infraestructuras para aliviar el tráfico.
Uno de los proyectos más avanzados es el paso a desnivel en la prolongación 27 de Febrero, cuya construcción inició en agosto de 2024. Tras diez meses de trabajo, ya se observan avances notables, como la edificación de columnas, vaciado de hormigón y la instalación de estructuras prefabricadas para los muros laterales y divisores del túnel.
Este túnel tiene un diseño inteligente: contará con dos carriles de subida, uno para vehículos que vienen desde la prolongación y otro para los que acceden desde la autopista 6 de Noviembre mediante un elevado que se conecta directamente al túnel. El ancho del carril ha sido motivo de preocupación para muchos, pero los obreros han confirmado que tendrá 4 metros, suficiente para el flujo vehicular previsto.
Además de este paso, se trabaja intensamente en el distribuidor de la autopista 6 de Noviembre, donde se han remodelado rampas y áreas verdes, y se construye una marginal con acceso fluido hacia el túnel, lo que permitirá a conductores provenientes del sur del país incorporarse a la vía sin detenerse en semáforos.
En paralelo, la Plaza de la Bandera también vive una transformación significativa. Allí se ejecuta un túnel de 1.02 km de largo, con cuatro carriles (dos por sentido), dividido por un muro tipo Jersey. El tramo que atraviesa directamente por debajo de la Plaza tendrá 360 metros de largo y 15 metros de ancho. La obra, que se inició a principios de 2025, se realiza por etapas para no interrumpir totalmente el tránsito de la avenida 27 de Febrero.
La dirección del túnel, de norte a sur por la avenida Luperón, fue modificada respecto al plan original, debido a la presencia de una tubería matriz del acueducto Valdesia, lo que impedía una ejecución en dirección este-oeste como inicialmente se propuso.
El método de construcción es de cielo abierto, lo cual ha generado reducción de carriles y, por tanto, incomodidades. Sin embargo, se espera que estas molestias sean temporales y que el resultado final ofrezca un alivio significativo a los congestionamientos crónicos de la zona.
El proyecto incluye la restauración del Monumento a la Bandera, una vez concluyan los trabajos subterráneos. Este espacio, de gran valor simbólico y social, volverá a estar disponible para las actividades cívicas y protestas que históricamente ha albergado.
Con una entrega prevista para el primer semestre del 2026, la ciudadanía mantiene altas expectativas sobre el impacto positivo que tendrán estas obras. Aunque el proceso ha tenido sus retos —incluyendo experiencias personales como robos y percances durante las grabaciones documentales—, la obra avanza y promete cambiar la forma en que se transita por este estratégico punto de la capital.